Usos y Desusos
La palabra como arma de guerrilla, como impulso primordial del cambio fundacional.
La palabra como bomba de racímo que cae entre las tropas y despierta sus cabezas.
Como golpe más que como advertencia. Como tortura más que redención.
La palabra como una polea, que levante el peso de los poderosos y los deje caer donde más les duela. Como una honda que me haga más David y menos Goliat.
Como una porra que quiebra piernas y rompe ilusiones. Como si fuera un desenlace, como si fuera un alumbramiento.
Como una primigenia llama de comunicación, y, a la vez, como una estocada asesina de intenciones falsas.
La palabra como una efímera pero definitiva victoria intelectual.
O como un error que podría romperte el corazón.
Como una caricia que enamora hasta al más materialista.
Como un casquete que incluso despúes de utilizado, se puede volver a disparar.
La palabra como fuego. Como verbo y no como simple sustantivo. Como acción que merece reacción
La palabra en Claroscuros. La palabra Agridulce.
Como si fuera a nacer pero quisiera matar.
Así como, incluso sin proponérmelo, aspiro utilizarla.
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