Fragmento "La Lluvia"

El teniente se incorporó y comenzó a sacudirse el agua del cuerpo. Mil manos lo estaban tocando, y no quería que lo tocaran. Ya no lo aguantaba más. Trastabilló y chocó contra alguien. Era Simmons, de pie bajo la lluvia. Simmons escupía, tosía y estornudaba.
Y en seguida Pickard, gritando, se incorporó y echó a correr.
-¡Un momento, Pickard!
-¡Basta! ¡Basta! -gritaba Pickard. Disparó seis veces su arma contra el cielo de la noche. En el resplandor de la pólvora, durante un instante, con cada detonación, los hombres pudieron ver ejércitos de gotas de lluvia. como incrustadas en una vasta e inmóvil piedra de ámbar, como sorprendidas por la explosión. Quince billones de gotitas, quince billones de lágrimas, quince billones de joyas en una vitrina forrada de terciopelo blanco. Y luego, cuando la luz desapareció, las gotas que se habían detenido para ser fotografiadas, que habían suspendido su rápido descenso, cayeron sobre los hombres, como una nube de voraces insectos, fría y dolorosa.
-¡Basta! ¡Basta!
-¡Pickard!
Pero Pickard ya no se movía.

Ray Bradbury

La carencia


Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.


Alejandra Pizarnik 

Jesús Americano



Encontré al Jesús americano.
Lo tengo en mi poder, lo tengo secuestrado.
Estaba paseando por las calles del puerto y me lo topé
Pidiendo monedas para ir al estadio

Tengo al Jesús americano.
Bajaba desde un bar hacía el plan en medianoche.
Estaba preparando la previa para el carrete del fin de semana
Le dije que era martes, que se fuera para su casa.

Tengo al Jesús americano
Anda en Skate los días sábados
y los miércoles después de clases.
Tiró un hellflip el viernes santo
Se rió de la ironía con desgano.

Tengo al Jesús americano.
Huele bien y anda despeinado
Como un hippie que cuidadosamente detesta la moda
de a poco, con ternura.
Pero irremediablemente él se vuelve tendencia
Y tiende al suicidio
pero un suicidio cool
como una piscina llena de formaldehido
para que lo recuerden
bello
eternamente bello.

Somos el Jesús americano
Eres tú, soy yo.
Somos todos y ninguno.
Niños símbolos de la lucha de clases.
Estandartes del libre mercado.

Tengo al Jesús americano
me invitó a una peña
me compró un helado
quería hablarme de dios
lo patié por ahueonao.

El Relojero

Sostengo la fotografía en la mano.
Se trata de la fotografía de un hombre y una mujer que visitan un parque de atracciones, en 1959.
En doce segundos, dejo caer la fotografía sobre la arena que se encuentra a mis pies y me alejo.
Ya reposa ahí, en el suelo, a doce segundos en el futuro.

Ahora a diez segundos.

Sostengo la fotografía en mi mano.
La encontré en un bar en ruinas en la base de Gila Flats.
Hace 27 horas.

Aún sigue ahí, a 27 horas en el pasado, dentro del marco al interior del lóbrego bar.
Aún sigo ahí, mirándola.

Sostengo la fotografía en la mano.
La mujer sujeta una palomita de maíz entre los dedos pulgar e indice.
La Noria se detiene.

Ahora a siete segundos.

Octubre de 1985.
Estoy sentado en Marte.
Julio de 1959.
Estoy en Nueva Jersey, en el parque de atracciones Palisades.

A cuatro segundos.
A tres.

Ya me he cansado de mirar la fotografía.
La sujeto. La dejo caer sobre la arena que se encuentra a mis pies.

Voy a contemplar las estrellas.
Se encuentran tan lejos, y su luz tarda tanto en llegar a nosotros...

que lo único que llegamos a ver son viejas fotografías suyas.

Alan Moore en Watchmen