Rodrigo Fresán contaba que John Cheever proponía un ejercicio en sus talleres de escritura: el intentar redactar una carta de amor en medio de una habitación en llamas.

Allende lo hizo.
Su discurso final es una carta de amor escrita en una habitación en llamas.
En un palacio en llamas.
En un país en llamas.

Álvaro Bisama sobre Salvador Allende.

1 comentarios:

Carmelo Lattassa dijo...

Amada,

más que nunca comprendo la naturaleza de lo cambiante, no hay escapatoria a las lenguas de llamas que lamen tu recuerdo con violencia.

No sé si habrá escapatoria, si en esta vida urgente podré encontrarte, simplemente hago mi parte; pero ya veo el magenta sobre mis pantalones, mis zapatos son como la piel, tu piel que tanto quise colonizar.

No sé qué pasará, andando encorvado para no ahogarme, ya empiezo a tener certezas inevitables y porque ardo todo yo se concentra en tus labios.