Invierno

Fue extrañamente simple el cómo te encontré.
Limpio, casi elegante podría decir, después de tanto tiempo esperando.
Apareciste una noche y ya todo parecía adecuado.
Quién eres, y que haces aquí, porque te has cruzado en mi camino, que música escuchas, que necesito hacer para estar en tu vida hasta que se acabe la mía.
Una semana y era real. Un mes y ya era eterno.

Ahora.
Quisiera que apareciera alguien que llenara tu lugar.
Que cupiera en la cicatriz que hizo tu sombra al marchar hacia la costa.
No recuerdo otras noches adecuadas. Otros fantasmas esperando el momento justo para colgarse de mi memoria.
No encuentro sonrisas brillantes bajo la luz ultravioleta. No encuentro otros ojos de colores aún sin nombrar.

Quizás gasté todos mis créditos en ese entonces.
Ante una mano ganadora me jugué el todo o nada, pero mi cara de póker no fué tan buena.
Me faltan fichas. Proyectos. Herramientas. Recuerdos. Ganas.
Una línea tras la cual hincarme y empezar de nuevo.

Quisiera que apareciera alguien que llenara tu lugar.
Es frío el lado exterior de nuestra puerta, ahora cerrada. Y es gris también.
Los colores vivos quedaron dentro.
Afuera dejamos, como siempre, tan sólo el invierno.

2 comentarios:

Vainilla dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Vainilla dijo...

Seco.
Simplemente erí seco escribiendo.
Lo que me gusta( aunque suene tonto) es que al inspirarte, me siento parte de lo buen escritor que eres.

Felicidades, Morgadou